domingo, 18 de julio de 2010

Fantasías veraniegas de ayer y hoy



-Méteme, rey, un dedo en el trasero:
cuélame ahora la pieza despacito;
húndela toda bien, que no me quito
y gózame gozando, como quiero.

¡Ay, qué placer! Me matas y me muero;
si esto es pecar, pequémoslo infinito!
¿Quieres meter tu gloria en mi culito
y en el chisme el dedillo traicionero?

-Bien está ya ensartado en el chumino:
la próxima detrás, será riqueza
si es que no me equivoco en el camino.

¡Esto es vivir! Y no los insensatos
que lejos de la cama y de la mesa
pierden el tempo como mentecatos.

¿Que gozar es morir? ¡Bah! Estupideces;
para vosotros la virtud: pazguatos,
por una vez amar… ¡morir cien veces!




-Dejame lo acaricie... ¡Oh, qué tesoro!
Cómo, sin esta joya ser feliz?
Cuando me llena soy... !emperatriz!
¡Verga divina rica como el oro!

Húndete en mí sin miedo, te lo imploro:
Llégame de un envite a la matriz,
que no hay pieza que valga una lombriz
si en la ocasión observa ruin decoro.

-Libro abierto es tu boca, amada mía.
Negarle a buena almena buen envite
es negarle a un enfermo una sangría.

Culos cate quien tenga leve falo:
mas quien goce, cual yo, de un buen retoño,
busque siempre en las vulvas su regalo.

-Dices verdad, que la ilusión del coño
aun las vergas cual ésta que me llena
el conducto que va del papo al moño.



Sonetos lujuriosos, de Pietro Aretino (1492-1557)


El grabado que acompaña a los sonetos es uno de los deliciosos Modi que Giulio Romano realizó para acompañar la edición de los xvi poemas del vate renacentista


En fin, seguimos. En cualquier caso, que disfrutéiiiiis…..

viernes, 16 de julio de 2010

Recordatorio de Vicente Núñez

Hace poco se cumplía el octavo aniversario de la muerte de Vicente Núñez. El poeta de Aguilar de la Frontera nos dejó tristemente el 23 de junio de 2002. La buena noticia, de todas formas, es que desde entonces no han cesado de aparecer publicaciones, como suele decirse, de y sobre el autor. A nuestra modesta contribución con El suicidio de las literaturas, de 2003, donde recopilamos sus artículos de crítica literaria y sus textos en prosa, y que aunque no llegó a ver editada, preparábamos con su concurso en los últimos meses en que estuvo vivo, se unió al año siguiente otra aportación de nuestra editorial al conocimiento y difusión de la obra de Vicente Núñez con la recopilación de los artículos que sobre él había escrito hasta el momento Miguel Casado bajo el acertado título de El vehemente, el ermitaño (dos rasgos, qué duda cabe, definitorios de la personalidad de nuestro autor). Hasta ahí nuestra intervención directa (de apreciable grosor, digamos, ya que hubo antes alguna que otra pelusilla).
Pero en 2005 se constituyó ya por fin de manera oficial la Fundación Vicente Núñez, la cual, y gracias en buena parte a la inquebrantable voluntad de Vicenta Núñez, su directora, se ha ocupado desde entonces sin desfallecer de ir atizando y manteniendo en su apropiado punto de hervor la memoria de nuestro poeta. Tengo ahora sobre mi escritorio creo que todo lo que ha ido saliendo con su patrocinio o su intervención en estos cinco años de actividad. Y su recuento depara alguna sorpresa.
Este encomiable rosario de publicaciones a ella debidas se inició en 2007 con la edición en la editorial Visor de Rojo y sepia, el único libro de poesía que permanecía inédito aún, una colección de poemas breves e impresionistas en la línea de su anterior Teselas para un mosaico (1985), escrito además en esa misma época según las propias declaraciones del autor. Y también se publica, en Italia, una amplia antología de la obra poética de Vicente Núñez, con traducción e introducción de Marina Bianchi, una deliciosa italianita, por cierto, a quien conocí en el Congreso sobre el poeta celebrado en Córdoba ese mismo año. La nota preliminar de esta antología italiana está a cargo del afamado hispanista Gabrielli Morelli, lo que desde luego da idea de su importancia y de su posible trascendencia. Dos libros más aún salen en este año. Uno de estos quizás sea el que introduzca en primer lugar esa sorpresa a que me refería. Se trata de la antología El fervor y la melancolía, preparada por el antólogo mayor del reino Luis Antonio de Villena, y que lleva como subtítulo los poetas de Cántico y su trayectoria. Los poetas de Cántico, sí, pero en él se incluye (ah, sorpresa) a Vicente Núñez cuando es evidente y conocido que no formaba parte canónica de ese grupo. Como es lógico, señala Villena las diferencias estéticas entre éste y los otros. La inclusión de Núñez ahí la fundamenta entonces en razones de amistad, y tras el placet, claro está, de Pablo García Baena, ángel custodio del grupo, a la vez que arcángel protector de Núñez. No chirría aquí, no obstante, en exceso la iniciativa por la misma naturaleza subjetiva de la propuesta de Villena, sobre todo; tampoco, porque es desde luego manifiesta la gran afinidad personal entre Vicente Núñez y los componentes del histórico grupo. En cualquier caso, no deja de llamar la atención si nos ponemos a pensar en una posible maniobra literaria que permitiera la pervivencia de un autor por otras vías que no fueran estrictamente su propia obra. Como si Vicente Núñez en este caso necesitara de esa referencia historiográfica para refrendar su personalidad literaria, lo cual nos provoca (una vez más) cierta desconfianza en los criterios de elaboración de un posible canon, de cualquier canon, para que vamos a negarlo (esto lo sabe muy bien el crítico Miguel Casado, quien se dedica gloriosamente a pervertirlo desde hace mucho).

En esta ocasión el gesto de incluir a nuestro autor en la nómina de Cántico tal vez no pase de ser algo anecdótico y puede que lo que apunto no sea más que produzco de cierta inclinación maliciosa por mi parte. Pero sí causa mayor sorpresa ver cómo esta “inocente” iniciativa de Villena se pretende “institucionalizar” cuando Guillermo Carnero, con el patrocinio una vez más de la Fundación Vicente Núñez, incluye de nuevo al poeta en la reedición en 2009 de su muy afamado e inencontrable e institucional estudio de 1976 sobre Cántico y sus poetas. En esta obra, El grupo Cántico de Córdoba. Un episodio clave de la historia de la poesía española contemporánea, añade ahora Carnero un capítulo dedicado a Vicente Núñez y en sus primeras líneas intenta justificar, cómo no, la ampliación del grupo en términos objetivos, de lógica literaria. Pero la verdad es que no llega a convencer, puesto que para quien conozca la obra de Vicente Núñez, estos argumentos (bastante beligerantes, por cierto, y algo autosuficientes) caerán siempre más bien del lado de la constatación de las evidentes diferencias que de la apreciación de posibles confluencias estéticas. Que las hubo, no digo que no, sólo que éstas fueron iniciales, coyunturales tal vez. Adscribir A Vicente Núñez al grupo de Cántico queriendo aplicar un método científico me parece algo absurdo, cuando no erróneo. Y si quisiéramos hacerlo así, no deberíamos olvidar entonces, pongo por caso, a Juan Valencia en la próxima edición (e incluso a José María Pemán, si apuramos). No, Núñez no perteneció “científicamente” a Cántico, no debemos engañarnos. Otra cosa bien distinta es considerar suficiente para su adscripción el paralelismo en la peripecia vital (incluido, curiosamente, el periodo de silencio de cada uno de los poetas) o su afinidad personal fuera de toda duda. O eso, bastante más honesto, o admitir sin tapujos que para que una obra, una obra absolutamente singular, diga lo que diga Carnero, obtenga su justo aprecio debe ser suministrada con excipientes, con lo cual volvemos algo apenados a lo que decíamos antes sobre la elaboración del canon nuestro de cada día.

En cualquier caso, y dejando al margen las opiniones personales, es evidente que estas dos publicaciones propician a su modo un nuevo espacio de encuentro con la obra del poeta de Aguilar, ensanchan su espacio, si queremos verlo así, de lo cual no debemos sino alegrarnos los nuñecianos.

En 2009 se publicaron también, en la editorial Renacimiento, las actas del Congreso de 2007 sobre Vicente Núñez a que me he referido. En Vicente Núñez. Oralista, poeta, sofista, título del libro, encontramos muy interesantes acercamientos al poeta por parte de Miguel Casado, Juan Carlos Mestre, Celia Fernández, Juan Lamillar, Vicente Luis Mora, o por la mía propia (aunque menos interesante éste ya, claro).

Pero quizás lo más importante de todo esto haya sido la publicación en dos tomos por la editorial Visor de nuevo y a cargo de Miguel Casado, de la obra completa de Vicente Núñez. El primero de ellos salió en 2008 e incluye toda su obra poética conocida y algunos poemas desconocidos o casi. El segundo tomo lo he recibido hace escasos días. Está dedicado a los sofismas de Vicente. Ha sido el que ha provocado ya por fin este irrefrenable deseo de dejar constancia. No olvido Plaza octogonal, publicado en la Biblioteca de la Pléyade malagueña, en la colección Ciudad del Paraíso, quiero decir, que promueve el Ayuntamiento de Málaga. Tampoco olvido una edición en italiano de los Sofismas (sobre los que tengo intención de hablar otro día) a cargo de la italianita Marina Bianchi. Dejo constancia, pues, y me refreno.

lunes, 12 de julio de 2010

Dislexia(s) en Radio5


Juan Jacinto Muñoz Rengel comenta en su programa el libro de Javier B Dislexia(s), ese fresquísimo compuesto literario que hemos publicado también hace nada. Tengan cuidado, en cualquier caso, los hipertensos y los anoréxicos primarios crónicos, su lectura, como se dice ahí, puede tener consecuencias irreparables, ojo.

http://www.rtve.es/mediateca/audios/20100704/dislexia-literatura-breve/820284.shtml

viernes, 9 de julio de 2010

Herta Müller toma los mandos del Mundo


Apoteósico, rendido artículo de Sáenz de Saitegui hoy en El Cultural de El Mundo sobre el libro de Herta Müller Los pálidos señores con las tazas de moca que acabamos de publicar. ¡Doble página y libro de la semana! No se puede pedir más (por el momento, por el momento, sólo por el momento...).

http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/27537/Los_palidos_senores_con_las_tazas_de_moca

jueves, 1 de julio de 2010

Festival Pynchon

Juan Francisco Ferré ha colgado en su blog un cadáver exquisito la mar de entretenido. Pynchoncitos en porciones, daditos cuadraditos para consumir así, de un solo bocado. Échenle un vistazo si lo desean, échenselo, verán cómo se agarra el producto al paladar, como el jabugo. Y otros entretenimientos planea, al parecer. Estaremos pendientes...